viernes, 24 de junio de 2011
Angelique Boyer y Jacqueline Andere estrenan entre compañeros.
Representar por primera vez una obra de teatro ante la audiencia es todo un reto para muchos actores, pero hacerlo ante un público en el que se encuentran colegas, críticos y amigos, aumenta los nervios considerablemente.
Y eso fue lo que experimentaron Jacqueline Andere, Angelique Boyer y Raquel Olmedo con la función especial de Ausencia de Dios, que ofrecieron el martes a invitados especiales y prensa.
"Siempre te pones más tensa al presentarla con gente que conoces y que también se dedica a la actuación", dijo Andere al finalizar la obra, que ya se había estrenado ante el público el fin de semana pasado.
Sin embargo, en cuanto se dio la tercera llamada, la experiencia y entrega de las actrices se impusieron. El nerviosismo fue imperceptible incluso en la primera escena, donde la siquiatra a la que da vida Andere explica que siente desprecio por la Iglesia Católica, debido a varias malas experiencias.
No obstante, promete que eso no dejará que afecte la investigación que realiza en un convento para resolver el caso de la monja Agnes (Angelique Boyer), quien da a luz a una niña que al poco tiempo muere misteriosamente.
El ambiente de intriga ante lo que parece haber sido un asesinato atrapó a los espectadores, entre ellos Silvia Pinal, Jorge Salinas y Fernanda del Castillo, quienes no se desconcentraron durante los 90 minutos que dura la obra.
Entonces aparece en escena Agnes entonando cánticos y con una expresión de absoluta inocencia, que en realidad esconde una serie de conflictos sublimados a través de su amor a Dios.
Su candidez poco a poco deja asomar su verdadera naturaleza cuando, por ejemplo, da su teoría sobre la procedencia de los bebés.
"Yo creo que vienen cuando un ángel le susurra al oído a la mamá para tener niños buenos", dice Agnes con un tono dulce.
El comentario ocasionó que sonrieran varias personas que se encontraban en el recinto, el cual lució llenas sus 386 butacas. En una de ellas, el productor José Alberto Castro, incluso se inclinó hacia al frente para apreciar mejor el desempeño de Angelique, con quien se dice tiene un romance.
La historia se torna más oscura cuando Agnes, en su cada vez más evidente trastorno, afirma que nunca estuvo embarazada y que todo es una invención de gente que quiere hacerle daño.
Pero la siquiatra no sólo debe enfrentarse a los desvaríos de la joven monja, sino a la madre superiora (Raquel Olmedo), quien le oculta algunos hechos cruciales.
Pese al clima de tensión que impera en Ausencia de Dios, algunos diálogos arrancaron risas al público, incluida Andrea Torre, como cuando Agnes asegura que Dios no soporta a la gente con sobrepeso.
"Él odia a las personas gordas. Fíjense en las pinturas, la gente delgada es la que sufre... y yo quiero sufrir", declara la atribulada chica.
Al final, la locura y los secretos cobran un precio a los personajes... Pero el saldo para las protagonistas es favorable, pues durante varios minutos el público les aplaudió entusiasta, exorcizando así cualquier residuo de nerviosismo.
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